martes, julio 04, 2006

Notas de Campo 3: Güero y los finales de película

Es increíble cuán cerca puedes sentirte del final de un capítulo importante de tu vida si es que realmente haces que sea el final.
¿Cómo sabes cuándo se cierra una historia y debes decir una última frase célebre antes que salgan los créditos de tu película? ¿Qué tan célebre debe ser esa línea como para convertir ese momento en un lugar eterno en tu memoria? No tiene que ser tan dramáticamente trágica como un "Freeeedooom" ("Libertaaaaad") de William Wallace en Braveheart, supongo. Ni tampoco aprobaría una meliflua y pegajosa "There´s no place like home" ("No hay mejor lugar que estar en casa") de la Dorothy de El Mago de Oz. Yo quiero un final contundente, inapelable, definitivo. Sólo que me perturba el no saber cuándo será el final. ¿Y si lo digo y resulta que sobrevivo a mi tragedia? ¿Y si la lanzo en mitad de mi lecho de muerte y el maldito doctor decide no desconectar la máquina por 6 meses más? ¿Cómo queda mi dignidad; en dónde, mi relevancia histórica? Yo también quiero aparecer en un libro de Historia (Historia del Perú, inicialmente) con un "Quemaré hasta el último cartucho..." (solo que Bolognesi la hubiera hecho linda si hubiera soltado esa frase antes de que cayera al piso, pero en fin...). ¿Cómo hago para saber el final de mi película y dibujarme entero en esa frase selecta?
Al menos, debería ensayar algunas líneas durante mi vida que resuenen en la mente de mis contemporáneos.
LAS POSITIVAS. Un "Life is like a box of chocolates. Yo never know what you´re gonna get" ("La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes cuál te va a tocar") en Forrest Gump: aunque trillado, se recuerda. Es fácil, es cursi, es perfecto.
LOS SARCÁSTICOS. Despedirte la próxima vez que hables con alguien al teléfono con un canibalesco "I do wish we could chat longer, but I'm having an old friend for dinner" ("Me encantaría seguir charlando, pero debo cenar a un amigo") del recordado Hannibal Lecter. Es sutil, es mórbido, es perfecto.
LOS SINCEROS. Un Lester Burnham de American Beauty justificando el intento fallido de cierto personaje por recordar su nombre: "It's OK, I wouldn't remember me either". ("No se preocupe, yo tampoco me acordaría de mí"). Es transparente, es agudo, es perfecto.
LOS REFLEXIVOS. Describir tu estado de ánimo én uno de esos días en que te sientes insignificante con un "I feel thin... sort of stretched, like butter scraped over too much bread" ("Me siento frágil, algo disperso, como mantequilla untada sobre demasiado pan") de un Bilbo Baggins muy lúcido en El Señor de los Anillos. Es conmovedor, impresionantemente perfecto.

Sin embargo, me quedo con dos. El "Frankly, my dear, I don't give a damn" ("La verdad, querida, me importa un bledo") de Clark Gable al final de la maratónica Lo que el Viento se Llevó: sería un final intrépido, ¿qué dicen? O el lapidario " This is Ripley, last survivor of the Nostromo, signing off" ("Esta es Ripley, la última sobreviviente del Nostromo, Cambio y Fuera") de mi película favorita Alien. Así daría gusto morir, aunque sea en mitad del espacio y con un extraterrestre en mi nave. Quién sabe.

Hoy dije una línea de un capítulo que pareció el final de una larga historia. Fue triste, punzante, pero muy imperfecta. Lo siento, cinéfilos. No pienso esperar a que salgan los créditos. He decidido que este capítulo tendrá, al menos, una trilogía.

lunes, julio 03, 2006

Notas de Campo 2: Güero y los sueldos de a Sol

Señores, ¿cuántas veces les he repetido hasta el hartazgo mi ilusionada manía de creerme congresista en el 2011? ¿no leyeron acaso ese correo donde anunciaba mis 25 años como el hito cronológico que daba inicio a mi futura carrera política post-Ollanta (aunque ahora preveo que será durante-Ollanta)?
Ser el Padre de la Patria (con 119 colegas anexos) sería la justificación perfecta para discutir sin que nadie me calle (porque tendría mi tiempo reglamentario y los segundos extras prestaditos de algunos compañeros fieles de mi bancada); prometer cambios legislativos alegando mi pasado jurídicamente obscuro; proponer cambios radicales en todas las esferas del poder que me sean accesibles; y, claro, ser completa y descaradamente nepotista sin sentir la más mínima sanción moral contra mí (después de todo, ustedes serían los beneficiarios de los mejores lugares del gobierno, y harían una admirable labor por su país y para no dejarme mal, o no? "Platón y su gobierno de los mejores cholos" podría ser nuestra consigna).
Pero, ¿acaso se lanzarían a esta jungla de mequetrefes sin cobrar nada? O lo que sería peor aún, ¿serían capaces de cobrar 1 sol por tamaña labor titánica?
Me lo imaginaba. Pues nuestro electo congresista José Luna, el gordito de la bancada de Lourdes acusado de 300 corruptelas en su anterior gestión, utilizó este emblema para convencernos de su idoneidad: "Sólo cobraré 1 sol". Es más, aparecía en la Angamos en un gran letrero con un cheque enorme que decía 1 y 0/100 NUEVO SOL.
¿Es que, acaso, la política se ha convertido en una vocación altruista? ¿Es la carrera política un espacio destinado a los filántropos de nuestro país? Hasta donde figuraba en mis planes, la política era un campo laboral como cualquier otro y con un sueldo tan justo o injusto como el que figura en las planillas de cualquier empresa. Me imaginaba a PPK en aquel letrero, dispuesto a jugarse su DNI anglo-peruano por 1 sol; o al propio Ferrero peleándose con 25 gringos en una mesa redonda de Washington para firmar un tentador TLC y recibir al final del mes un cheque de a sol; al virginal Torres Caclla y sus secretarias adolescentes sudando la gota gorda por apenas un Nuevo Sol; o, es más, aluciné por un momento al propio Bush Jr. matando iraquíes y buscando alucinadas armas químicas en el Medio Oriente para llevar a casa a final del mes un suculento sueldo de US$0.30 menos taxes.
Sea la eficiencia, la moralidad, la peculiaridad o no de sus labores, en ningún momento se dijo que la política era una vocación y que se colocaría en un pedestal encomiable a aquellos que renunciaran a su sueldo en aras de una falsa moral austera.
La política, señor Luna, es un empleo como cualquier otro. PPK, Ferrero, Torres Caclla, Bush Jr. y usted mandaron su Curriculum Vitae y un generoso puñado de paisanos decidió contratarlos. Merecen todos un sueldo (in)digno y no está en sus designios rechazarlo, así como el más desprendido de los cajeros de McDonalds no puede ser contratado por un sueldo de a sol, ni aunque quisiera (además que Alan no lo permitiría). Sus ahora 9 millones de empleadores pretenden creer que su trabajo altruista valdrá más de 1 sol.