miércoles, setiembre 13, 2006

Notas de Campo 5: Güero y el bocho del amor no coimean

La relación que tengo con mi bocho es profundamente simbiótica.
Él es casi una extensión de mi cuerpo y cuando viajamos por Lima no estoy muy seguro quién maneja a quién.
Todos lo conocen como el bocho del amor y, ciertamente, lo es. Rojo (aunque algunos se han atrevido a sugerir que es "coral"); con una antena unicornia negra al frente siempre desenvainada; amante desaforado de Radio Ritmo Romántica y Oxígeno (si le pones otra emisora, se raya); enemigo público de Maná y Ricardo Arjona a partir del tercer disco (simplemente no los tolera y cambia caprichosamente la radio sin previa consulta de los pasajeros); malhumorado con choferes que reúnan 2 o más de las siguientes atribuciones: i) miembros de la tercera edad de 1.60m o menos, ii) madres haciendo pull entre las 7:30-9:00am o entre las 2:00-3:30pm, y iii) choferes de taxi sin pasajeros rogándole a los peatones que se suban; galante y orgulloso como él solo (nunca se queda botado cuando hay una fémina en su interior; el muy coqueto finge salud hasta el último segundo y cuando nos quedamos solo, se cae a pedazos y es capaz de dejarme en mitad de la carretera); y pérdidamente enamorado del grifo Gasela de la Bolívar (cualquier otro aditivo de distrito ajeno al nuestro le produce acidez).
Pero, sobre todo, honesto, probo, intachable.
Ibamos por San Felipe rumbo a nuestro hogar cuando ese inefable color ámbar apareció en el semáforo de la Brasil: el bocho y yo apenas la cruzábamos a modesta velocidad y un patrullero me hizo bulla para que me estacionara a un lado. Chessu.
- "Jefe, la luz ámbar significa: *aún puedes pasar, apúrate*. Eso fue lo que hice, no iba a quemar llanta, no?". Quise prender la luz de la cabina y el bocho no me lo permitió. Estaba empezando a molestarse.
- Su brevete, tarjeta de propiedad, SOAT.
Maldita sea, mi SOAT había vencido hacía una semana.
- Señor, tiene que acompañarme a la comisaría y su carro se va al depósito.
Chessu otra vez. El bocho nunca lo permitiría. Qué hacer, qué hacer. Solo me quedaba una vía. (No, lectores, yo nunca coimeo... sólo chantajeo y pongo a prueba las emociones del polícia.)
- Jefe, este carro es mi herramienta de trabajo. Si nos separa, nunca podré llegar a la chamba a tiempo (mi oficina queda a 8 minutos de mi casa). Es más, nunca podré ganar la plata necesaria para sacarlo del depósito, ¡soy sociólogo!
- Mire, jovencito, yo no puedo hacer nada porque mi compañero (término equivalente a decir "mi-otro-yo") ya vio su falta. Pero si usted me ayuda...
El bocho y su antena detectaron la presencia del enemigo: la coima. Impasibles y muy flemáticos, decidimos negarnos.
- No le entiendo, jefe, ¿qué significa eso de la "ayuda"?
- Usted sabe, pues. Si usted coopera con mi compañero (Dios, simplemente diga "yo"), lo borramos del sistema. Así usted ya no tendría que gastar su tiempo en el depósito y todo el trámite. Digo, para ayudarlo, no?
- ¿Para ayudarme a qué? Mire, jefe, si yo he cometido una falta usted debe ponerme la multa. Y si usted cree que mi carro debe ir al depósito, pues aquí se lo cuadro y se lo dejo. Lo que pasa es que a mí me parece que la sanción debe ser coherente con la conducta que usted quiere lograr en mí. Le explico: usted quiere que yo nunca más me pase la luz ámbar; por lo tanto, me pone una multa, yo sufro pagándola, y aprendo con dolor a no hacerlo. Eso le acepto. Pero no puedo aceptarle que me pida dinero, porque eso está MAL ("los valores que hay en ti, ¿se acuerda de esa propaganda de Backus?"), está MAL. ¿No cree?
- Bueno, sí...
- Es más, yo soy profesor de colegio y usted es policía. Somos representantes de las instituciones más importantes de la sociedad. ¿Cómo podríamos corrompernos entre los dos? Yo no podría regresar al colegio y mirar a mis alumnos otra vez sabiendo que resolví mi problema ilegalmente. Y usted menos, porque usted combate lo ilegal. No tiene sentido. Así que hagamos lo siguiente: usted me pone la multa, se lleva mi carro al depósito y yo me voy a la comisaría y denuncio a "su compañero" porque me está pidiendo plata. Y ustedes han sacado su propaganda de "a la policía se la respeta" por algo, así que yo la voy a cumplir. Usted me castiga a mí y yo lo castigo a usted.
Y al final, una sonrisa sutil, liviana, casi imperceptible. Que no se sienta presionado, solo queremos que active su masa neuronal.
A los 5 minutos, el bocho y yo somos liberados con un par de frases selectas: "Vaya nomás, mi hermano también es maestro y gana una miseria. Por favor, no se pase la luz ámbar". Cuando llegamos a la cochera, el bocho cae rendido por el estrés y se apaga, no puede más. Tengo que empujarlo los últimos 2 metros hasta su final parada donde dormirá tras una increíble y peruana anécdota policial.
Tener un bocho, ser sociólogo y maestro de escuela tiene sus ventajas. Úsenlas para bien.




7 Comments:

At 11:44 a. m., Blogger Luciano said...

Jajajaja q excelente! Y en verdad no es dificil creerte q hayas dicho todo eso con la sutileza e ironia descritas. Deberias pegar un sticker en la luna trasera q diga "Al Bocho se le respeta" ;)
X cierto, todavia le sigues gritando x la ventana a la gente q se te cruza en la pista "quieres moriiiir????" jajaja

 
At 4:34 p. m., Blogger Unknown said...

excelente historia.

 
At 10:51 p. m., Blogger Mariella Villanueva said...

Solo el bocho del amor podia inspirar una historia así, tan fantástica. Al bocho se le respeta!!
A propósito, necesito verte para escuchar tu celular (TaTAAAAnanana...)

 
At 11:47 a. m., Blogger Güero Gargurevich said...

Ya hubiera querido que sea una g}fantasía pero nuestra querida policía es inspiradora de universos surrealistas. Por otro lado, Mariella hace burla siempre de los tonos gays que mi empresa de telefonía móvil me ha impuesto en el celular: solo puedo poner tonadas de Britney Spears, Christina Aguilera o RBD. ¡La mafia gay que persigue al Rojo me ha encontrado!

 
At 4:00 p. m., Blogger F said...

No nos parece gracioso. si no continua con la cadena de las coimas y el trafico de influencias esta sociedad se ve en gran peligro de colapsar, ya que son las verdaderas bases en las que se asienta. No permitiremos el cambio del status quo en el nombre de las buenas costumbres y del paradigma occidental.
lo estaremos vigilando -detras de cada luz en ambar.

 
At 9:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Que miedo que toda una manada de colegiales esten en tus manos y en las del bocho del amor!

 
At 8:14 p. m., Blogger miradas said...

maetro güero ! y a la policía se la respeta de todas maneras, no hay forma!
Mira que intentar con un redactor creativo?... a la primera perdieron:)

 

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